La amenaza constante de industrias contaminantes hace movilizar a las comunidades que defienden la vida. La unión hace la fuerza y la fuerza se transfroma en lucha contra las termoeléctricas, las mineras o las plantas de celulosa que amenazan hace más de 10 años a los pescadores de Mehuín y que hoy la misma empresa debe pagar una millonaria multa por la muerte de cisnes de cuello negro.